miércoles, 29 de septiembre de 2010

UNA TRISTE PARTIDA

UNA TRISTE PARTIDA

El 26 de septiembre en Santa Marta siendo aproximadamente las 2 o 3 am, el joven ALVARO JAVIER CANTILLO SANCHEZ de 19 años de edad, decidió ponerle fin a su corta vida, al suicidarse colgándose de un árbol de mango que se encontraba al final de su vivienda ubicada en barrio pamplonita al occidente de esta ciudad.

La causa principal que lo llevó a cometer este trágico acto, fue una gran depresión que hacia varios días venia presentando, debido a una enfermedad en el estomago que lo atormentaba todas las noches y que los médicos en su “entender” dictaminaron Gastritis. Esto sumado a no tener un trabajo fijo y las afujías de vivir con un rio pasando por el patio en tiempos de invierno, fueron el detonante para que este joven noble, de unas condiciones humanas excelentes tomara la fatal decisión de ahorcarse, dejándonos a todos sus familiares y amigos con un dolor inmenso y gran vacio en nuestros corazones.

Los días anteriores a su muerte, ALVARO JAVIER CANTILLO SANCHEZ en ocasiones expresaba a sus familiares más cercano los deseos de no seguir viviendo, luego pensaba en su señora madre DORA SANCHEZ y decía que no podía dejarla sola, de igual forma expresaba también que no quería ver a ella y sus dos hermanos sufrir por él con su enfermedad. Todas estas situaciones hicieron que la depresión en este joven se agravara y lo llevara a pedir a sus familiares que no lo dejaran solo.

El desanimo y la tristeza se apoderaron de ALVARO JAVIER CANTILLO SANCHEZ de tal modo que se le notaba a simple vista, por lo que sus primas y primos más cercanos le brindaban respaldo y compañía durante la mayor parte del día.

El 25 de septiembre, el día antes de su nefasta muerte ALVARO JAVIER fue buscado por su prima en horas de la noche, mas exactamente a las 7pm, para que fueran a distraerse a una fiesta, él accedió, pero por su depresión pronto regreso a su casa, luego su prima fue a buscarlo nuevamente, pero éste se negó aludiendo que ya se había descambiado, en aras de llevarlo a la fiesta otra vez su prima le dice que se cambie, que en 15 minutos lo pasa a recoger, dado que la fiesta es en el mismo barrio. Pasado el tiempo como plazo, su prima vuelve a su casa, pero la señora DORA le dice que ALVARO JAVIER ya esta durmiendo y no cree que se levante, así que decide cerrar puertas y ventanas e irse a acostar también.

La señora DORA preocupada por la situación de su hijo y asustada por como él estaba anímicamente en la última semana, procuraba en lo posible estar en vela gran parte de la noche, vigilando a su hijo porque presagiaba una acción infortunada de él, con tan mala suerte que esa noche el sueño la venció, y solo hasta las 4 am que sonó la alarma del de su celular fue cuando despertó. Su primera reacción fue buscar a su hijo, puesto que no lo encontró en su cuarto, se dirigió al patio, en donde en medio de la oscuridad lo ve creyendo que esta orinando, y en vista de que él en dos llamados no responde ella se acerca, encontrándose con la espantosa escena de ver a su hijo menor colgando del árbol y con los pies a una escasa cuarta del suelo.

Como es lógico da varios gritos para alertar lo que estaba pasando, su otro hijo corre y lo suelta con un cuchillo, al tiempo que ella avisa a otros familiares de enfrente. Luego de soltarlo lo acuestan en un sofá para intentar reanimarlo pero ya era muy tarde, ya se había ido y solo quedaba informar a las autoridades quienes posteriormente se lo llevaron a practicarle los estudios correspondientes.

El amanecer del domingo 26 de septiembre fue triste para toda su familia y todos sus amigos, poco a poco a medida que el sol aumentaba su intensidad, así se iba aumentando la presencia en la que en vida fuera su casa de los seres queridos que nos enteramos de la lamentable noticia. Nadie podía creer que aquel muchacho que hace unos pocos años era un niño, había tomado esa decisión y que nunca máslo volveríamos a ver. En la sala de la casa, la imagen de una mujer inconsolable, casi a punto de desmayarse, llorando por la pérdida de su hijo menor y recibiendo palabras de calma  y tranquilidad que son infructuosas cuando van dirigidas a una madre que acaba de perder un hijo.

En las horas de la tarde se vivía la misma tristeza, lo único que cambiaba era el lugar, ya el cuerpo había sido entregado y ahora el escenario era la funeraria, también había más gente y fue allí donde pudimos verlo quienes teníamos algunos meses que no lo veíamos, estaba un poco cambiado, era lógico, sus ojos y su boca estaban cerradas como si estuviera durmiendo (de hecho yo lo vi así), pero con la gran diferencia que ya no tenía vida.

Al día siguiente en el sepelio, primero lo tradicional, una misa antes de dirigirlo al cementerio, luego allí fue donde las emociones se activaron nuevamente, los sentimientos de tristeza fueron más expresivos y solo los llantos fueron las consecuencias de perder para siempre a un ser querido que nunca olvidaremos.


MARTIN ALMANZA CAMAÑO

martes, 28 de septiembre de 2010

FRASES TORMENTOSAS PARA UN HOMBRE PARRANDERO

El 9 de febrero después de tres días terminadas las fiestas patronales de Paraíso, un pueblito bastante alegre, y cuando ya la gente había retomado sus actividades cotidianas, Guillermo Paternina muy conocido por todos como ¨ Guillo ¨ se encontraba aún en la cantina del pueblo, acompañado únicamente por una botella de ron encima de su mesa y tomándose unos tragos. Pero para nadie hubiese sido raro que Guillo estuviese tomando ron después de las fiestas del pueblo, de no haber sido porque desde que Guillo llego a Paraíso solo se le escuchaba decir las mismas frases:
-          “Guillo ralla… Guillo se va pa’ Paraíso”, transcurrían dos o tres minutos y luego decía:
-          Guillo ralla… Guillo se va a tomar un trago.
Guillermo Paternina era un hombre de 65 años, alto, de tés morena y amante al licor, acostumbrado a las labores del campo, ya que desde muy niño se preocupo poco por el estudio y mas por el trabajo con los cultivos y los animales, vivía en una hacienda a las afueras de Paraíso y que era propiedad de Humberto Pérez, un hacendado muy respetado del pueblo, quien sentía un gran aprecio por él, ya que fue la persona que durante mucho tiempo le sirvió a su padre, la verdad es que, Guillo ya no trabajaba, solo supervisaba algunas de las labores de los trabajadores y se dedicaba más a acompañar a Humberto (quien era unos 15 años menor que él) en sus parrandas, cosa que no le agradaba mucho a Francisca Cortizo, mujer de Humberto y quien nunca estuvo de acuerdo con que Guillo se fuera a vivir con ellos.
                                         
Pacha, como era llamada de cariño por su esposo, era una mujer que no le gustaba rodearse con personas que no estuvieran en su misma posición económica, por lo que Guillo no fue bien tratado por ella en la hacienda.

Aunque ese día y los días anteriores, durante el trascurso de las fiestas, a Guillo le preguntaban el por qué de sus repetidas frases, él nunca respondía. Sus amigos del pueblo y quienes lo acompañaron durante las festividades trataban de encontrar la  razón del extraño comportamiento de Guillo, ya que el siempre se había destacado por ser un hombre alegre en las fiestas.

Entonces uno de sus mejores amigos se acerca y le pregunta:
-          ¿Guillo, que te pasa?
A lo que él responde
-          Guillo ralla… Guillo se va pa’ Paraíso.
-          ¿Guillo, estas bien? Pregunta el amigo
-          Guillo ralla… Guillo se va a tomar un trago.

En vista que la situación no mejoraba, fueron en busca del señor Humberto, porque consideraban que él podría saber las razones o por lo menos lo podrían convencer de devolverse a la hacienda. Mientras buscaban a Humberto para traerlo a Paraíso, Guillo en la cantina repetía:
-          Guillo ralla… Guillo se va pa’ Paraíso. Y luego decía:
-          Guillo ralla… Guillo se va a tomar un trago.
Cuando el mejor amigo de Guillo le comenta la situación a Humberto, y le preguntan el por qué del comportamiento y las reiteradas frases de Guillo, este responde:
-          no se, porque yo no fui a las fiestas. 
El hombre aún más extrañado le pregunta:
-          ¿Don Humberto, y usted por qué no fue a las fiestas?
-          Porque tuve una discusión con Pacha – responde
De repente Humberto exclama:
-          Ah, ¿Cuáles son las frases de Guillo?
 El hombre le contesta:
-          Guillo ralla… Guillo se va pa’ Paraíso. 
      Guillo ralla… Guillo se va a tomar un trago.
Humberto piensa y dice:
-          Creo saber que le pasa a Guillo.
Humberto le cuenta a los amigos de Guillo que a las cinco de la mañana del 2 de febrero, ese mismo día que iniciaban las fiestas del pueblo, sostuvo una conversación con Pacha en la sala, muy cerca el cuarto de Guillo. Entonces un hombre le pregunta:
-          ¿Don Humberto, y de que trataba la charla?
Humberto les invita a sentar y les cuenta la conversación:
-          Pacha, hoy nos vamos a la fiesta de Paraíso. – Dice Humberto.
-          Aja Humberto, ¿y donde vamos a dormir? – pregunta Pacha.
-          Hombe Pacha, dormimos donde mi hermana. – Dice Humberto.
-          Aja Humberto, ¿y en que cama vamos a dormir? – pregunta Pacha.
-          Hombe Pacha, nos llevamos unas hamacas. – Dice Humberto.
-          Aja Humberto, ¿y que vamos a comer? – pregunta Pacha.
-          Hombe Pacha, matamos una vaca o un chivo. – Dice Humberto.
Pacha seguía poniendo trabas con el propósito de no ir a las fiestas y continuaba preguntando:
-          Aja Humberto, ¿y que vamos a comer de bastimento?
-          Hombe Pacha, comemos bollos de yuca. – Dice Humberto.
-          Aja Humberto, ¿y quien va a rallar la yuca? – pregunta Pacha.
-          Hombe Pacha, Guillo ralla.  – Dice Humberto.

De repente todos sueltan carcajadas y es cuando comprenden el por qué Guillo desde que llego a Paraíso no dejo de decir estas expresiones.
¨ Guillo ralla… Guillo se va pa’ Paraíso. 
¨ Guillo ralla… Guillo se va a tomar un trago ¨.


Martin Almanza Camaño